sábado, 8 de enero de 2011

¿Meter La Pata Palo? ¡Alguien me ha llamado Pirata!

   Ya sabeis que muchos somos especialistas en "meter patas" y, ya se sabe, también, que solo nosotros, algunos humanos, la metemos más de una vez en los mismos sitios. No solemos escarmentar porque los corazones, que no los cerebros, son de difícil aprendizaje. Muchos somos así y no podemos, en general, evitarlo. Vienen las "malas patas" casi siempre por sorpresa, y empiezan, sin intención premeditada, a dulcificar los peores momentos (que no son así los "momentos malos" eh!, si no los "muertos"), aquellos que ya imaginábamos, resignados, que iban durar para siempre.  

   Las malas patas, como por arte de birlibirloque, suelen nacer como una brisa fresca estirando pliegues de la piel, aclarando sombras y limpiando poros secos de aburrimiento; como si un anticiclón de bondades y lisonjas amaneciera de repente de un día para otro.

  
   A poco que nos descuidemos y entreguemos a esa aromática y suave brisa y, por pura causalidad se nos responda, el aire, ay! amaina, y su aroma a magnolia descansa límpido y aterciopelado sobre nuestra piel arrugada y triste, hasta que en el corazón "muerto" renace la sonrisa y la esperanza y nos sentimos felices y rejuvenecidos.

  
   Pasa el tiempo inexorable -como tanta veces repito- y el aire a veces se vuelve viento y el viento en ocasiones huracán. Pero los ciclos se repiten y descansan los huracanes en viento y éste se aletarga de vez en cuando en nuevas brisas. 

   Pues ahí estamos algunos de nosotros: solo metemos la pata aquellos que unas veces corremos atropellados pero sin miedo, muy a favor, u otras veces peleamos muy inconscientes y denodados en contra de los vientos. Precisamente, eso que tanto... tanto nos condenan aquellos tímidos o mansos cerebritos que siempre se esconden de la brisa por si troca y huyen y, al tiempo, se recluyen del vendaval hasta que escampa.

  
   Sólo, sólo vamos a saber valorar la dulce y cariñosa sensación de las caricias del aire si tenemos valor para afrontar y sufrir y resistir  los malos vientos que nos curten a guijarros. Aun así, y aunque salgamos ufanos y vencedores de esta liz, los corazones son indomables, o tontos, o catetos y van hasta la muerte a su avío y suerte sin aprender nada de la experiencia de los cerebros listos, fríos y responsables.

  
   Y, éstas, no son sólo elucubraciones mías, por favor!; son leyes de vida, vida, y vida. Oigamos si no, la copla de la "mala pata" veinteañera de Dª Concha, de sus labios en el ayer, y de los de hoy, renacidos, como todo, de Pasión Vega.

A Y E R


H O Y









jueves, 6 de enero de 2011

Delicada canción Dedicada

Llevaba mucho tiempo escuchando esta preciosa canción, y cada vez que lo hacía desde mi coche, me marcaba el deber de anotarla para, un día, guardarla en mi caja de música particular. Y nunca conseguí hacerlo. Hoy que entré hace un rato a este salón de letras y publiqué un regalo con una Oscuridad, encontré la canción del coche, y no puedo por menos que dejar constancia aquí de qué sensaciones pasan por mi corazón cuando la escucho.

Fantasía de Reyes

       En este día de regalos (capitalistas, pero regalos) se me han venido a la memoria unas cuantas hojas que encuaderné allá por los años 80, cuando el sereno o incierto devenir de la vida iba y venía. Hoy, que la vida ya solo va y va... le he dado un pequeño repaso a aquel entonces de papel y entresaqué de allí un pequeño deseo de futuro para unos amigos Calados que no como yo, cumplen con su deber de seguir periódica y animosamente por el camino del Verso.

     Y, en el fragor del repaso, que ya se sabe que no tiene que ir de principio a fin sino de donde quieras hasta donde quieras, me he encontrado con aquella frase que utilicé para prologar aquellos huracanados vientos míos del alma, que ahora traigo para aquí, acompañada de los ya serenos aires de una canción.

"Las cosas que mejor hemos conciliado con la realidad son aquellas que en la memoria se confunden con la fantasía"
(Guglielmo Petroni)