domingo, 26 de diciembre de 2010

CONFESO, pero NO MÁRTIR.

   Ahora, Marinela, que vuelvo a retocar mi Navidad, mi Cumpleaños, mi Aniversario, acabo de descubrirte volviendo a mi Tribu.

   ¿Qué tienes tú Marinela que te hace escribir hoy?, ¿qué tienes que te vienes a mi Tribu?. Aún estaba sin terminar y ya está mi Tribu al descubierto y sin abrigo para ti, a las 14 horas de un día de Navidad familiar.

   Qué tienes Marinela que te trae aquí cuando debías estar ocupada, muy ocupada en otras cosas. En esas de las que tanto escribimos.

   No comprendo como tú, tan vital, tan real, estás aquí a estas horas. Percibo yo, tengo la impresión a lo peor equivocada, que ni tú a esas horas en que me interpelas y me contestas, ni yo a estas horas en que me aburro del sueño que no tengo, teníamos que estar aquí.

   Yo sí sé porqué estoy, y no voy, sería absurdo engañarse, andarme con rodeos... Ya está bien! Me gustaría estar en otro sitio, o en este mismo pero no escribiendo. Escribo porque no estoy con quien quiero estar, porque echo de menos ocupar este tiempo de palabreo en hacer esas cosas tan vulgares (quiero ser así de vulgar) de los que no escriben.

   He vuelto a trabajar para no escribir, para no tener tanto tiempo para escribir. Me gusta escribir, sí, pero me gusta más amar, compartir, equivocarme, pedir perdón y ver esa basura de tele con la mano recogida, o venir a mi cama y no encontrarla vacía y fría.

   Me gusta escribir como expresión de mi pensamiento, pero no escribir como refugio de lo que echo de menos.

   Y, hace tiempo que escribo casi solo por eso.

   Y, no voy a esconderme de nada ni de nadie porque nunca lo he hecho incluso cuando me quedé sin mi hermano. Incluso corriendo el riesgo de que puede que estas mismas letras lleguen a destinos cercanos. Tengo algo claro lo que quiero; y estoy convencido de que es algo parecido, no muy distinto a lo que quiere todo el mundo. No soy tan diferente a los demás, y si en algo lo parezco, eso mismo es lo que creo me perjudica.

   No quiero trabajar para evadirme, sino pasear como te digo, bajo la luz de la luna, o bajo el sol de poniente en una mañana fría de invierno, sin prisas, de la mano, y llegar a mi casa, a tu casa, a su casa, y fregar y cocinar, y sentarme y que alguien sin pedirlo, sin contraprestación alguna a cambio deje caer sus labios sobre mi cuello, y me diga “te quiero”. Y cuando eso pase, quiero darme la vuelta, y extender mi mano a su mejilla y acariciarla, y contestar, “yo también”. Y que esa sencilla cosa permanezca a pesar del tiempo y del espacio, de los inconvenientes y de las distancias.

   En este año sabático que me he dedicado, he viajado por varios sitios de la red, y he visto que hay multitud de foros y negocios donde, como yo, hay multitud de personas buscando lo mismo, una vez suprimidos los que solo buscan otra cosa. Y, sin embargo, tanta gente, tanta gente, y seguimos solos, quejándonos, y algunos escribiendo.

   Cuando salí de la diáspora sabática y abandoné la red encontré un camino que me hizo pensar que a lo mejor no estaba todo perdido, que todavía había tiempo de ser vulgar, de hacer esas cosas vulgares de querer y ser querido, y ya sabes… que me gusta lo difícil… qué te voy a contar…

   Pero la realidad es cruel y parece que estoy castigado a no tener una existencia tranquila: Ni puedo quedarme, ni puedo irme. ¿Quién no se siente atado a los recuerdos, a la nostalgia, y a las debidas pesadas obligaciones?

   Escribiendo decimos cosas, hablamos de sueños, sobre la esperanz, la fe, la libertad, y ¿dices que tú cometes errores? Y que ¿estás aprendiendo?. Todo palabras, Marinela, y hay que vivir, no soñar, de hechos. Solo queda entonces: Resignarse, o Avanzar, incluso a riesgo de equivocarse una y otra vez..

   El juego de la vida no es tan complicado, lo complejizamos demasiado y es más sencillo que todo eso. Nosotros; si, tú y yo, que aparentamos (al menos yo, adiós a la falsa pedantería) que lo vemos desde esa óptica que parece que sobrevuela un poco por encima de los demás, en el sentido menos peyorativo del término, ¿queremos lo que tenemos?.

   Tú no sé, Marinela. Yo, así de claro: No. Y, eso me rebela, me revuelve, me altera, me ansía. Yo quiero ser egoísta conmigo (tengo que reconocer esa malquerencia) quiero sentirme algo más satisfecho en lo que me queda de vida. No puedo renunciar a lo que he vivido hasta aquí, que en un balance real, doy por bien vivido. Pero no quiero seguir porque ya no me gusta como vivo desde hace mucho tiempo. Ya he esperado más de lo que cualquier otro que no escriba hubiera esperado. Quiero poder romper con lo que tengo, y quiero romper sin dañar a nadie, y lo digo desde lo más profundo de mis sentimientos: el problema es sólo mío. Quiero romper y que esa ruptura no me suponga perder mi buena relación con nadie de mi alrededor más cercano . Quiero romper, porque mientras no lo haga, no podré conseguir ser egoísta, no conseguiré querer como yo quiero, y nadie podrá quererme como yo quiero que me quieran.

   Yo quiero demostrar que aún soy capaz de amar, porque necesito amar, y pasear y trabajar, y besar con los ojos cerrados; y dejar y que me dejen sin palabras entre las sábanas.

   Esta tontería mía hay gente que piensa que ya no es de recibo, que ya no ha lugar, que ahora lo que cuenta es permanecer impávido a que llegue la hora de terminar, y alguno/as dicen que lo único que importa son los hijos, y otro/as que “carpe diem” un día detrás de otro y lo que dure...

   Pues NO, rotundamente NO.
  Yo Esperaré, Esperaré a encontrar esas palabras y besos donde quiera que estén y haré lo posible para que alguien sienta nostalgia por mí.

 

   No sé si podré conseguirlo pero quiero estar con alguien para todo (Egoísmo Puro, Puro. Lo reconozco, pero no puedo ya abandonar esa premisa). Quiero que me quieran porque si es así yo sabré vivir en preposición para ese cariño, yo me adapto fácilmente, salvo en algunas cosas que me obligan ya por mi vida pasada (a la que como digo no puedo renunciar ya). Quiero dejar de ser soporte firme y base de nadie, estoy harto de que se espere de mi Tribu que eso o aquello lo resuelva, estoy harto de ser el que arrastra, y quiero pensar ya (estoy cansado) que no soy imprescindible, quiero hablar con claridad y decir esto no me gusta, quiero compartir y no hacer yo solo; quiero que me recojan de la mano y me digan ¡ven conmigo!, y que quien me recoja no lo haga pensando que no sirvo para nada. Tengo aún capacidad para seguir luchando y no voy a dejar de hacerlo hasta el día en que las fuerzas me fallen. Forma parte de mí forma de ser.

   Y, también sé que debo cambiar algunas cosas… importantes. No sé cómo lo puedo hacer, pero debo cambiar (me cuesta pero lo estoy intentando) esa sensación sentimentalmente fría que aparento y ofrezco que no es más que fachada para ocultar debilidades, aunque yo no las consideré nunca como tales. Quiero cambiar a que se me vea débil en los sentimientos, quiero dejarlos salir y los perciban y que reposen en esa persona que me quiera, y decirle y demostrarle todos los días lo mucho que la quiero y necesito.

   Pero, Marinela, ¿esto cómo se hace, cómo se consigue?. ¿Qué pasos hay que dar? ¿Me voy ya?: No puedo, y aunque pudiera (que estoy en ello) ¿Para qué?, ¿para seguir solo en otro sitio? . Bueno, yo me digo que quizá en otro sitio tenga alguna posibilidad de rehacerme, al menos no tendré esta diatriba de tener que buscar una excusa. O, ¿Me quedo?: No puedo, no puedo más, es como sentirse prisionero en tu propia casa, y además, (ya lo he hecho) no admito eso de las medias tintas y el disimulo ante el resto del mundo de ser solo fachada o guarda de formas sin contenido.

   Mi cuello está sin beso y mi cama fría. Al final esto es, también, una prisión que te impide llegar a conocer a nadie que esté con esta misma ansiedad o parecido anhelo, porque yo, eso también lo tengo muy claro, no voy a dedicarme a descansar mis codos en la barra de un bar, ni a salir los jueves por la noche con unops amigotes machotes a rellenar mis masculinos deseos menos ocultos.

   Quiero ir a una excursión en bici, o a una reunión, o a una visita, o a otro sitio, y que vengan conmigo y no me digan véte tú; quiero ir con alguien a una función de teatro, o a equivocarme con alguien en una película o en otra cosa, o a pasear de la mano por la orilla de la playa, o a sentarme en el sofá apoyando mi cabeza en sus rodillas, o ir a la compra acompañado, o compartir un diálogo o una discusión que acabe con un beso, quiero hablar de lo mal o bien que va la vida por ahí, o decir o que me digan si ayudo/a en eso que se está haciendo, decir y que te digan “te recojo al salir del trabajo y vamos a…", y no cito ya esas otras cosas íntimas (no únicas pero sí tan importantes) que por puro pudor no me atrevo a transcribir.

   Ya sé que es pedir seguramente demasiado. Confieso que he vivido diría Neruda, pero yo confieso y, no me avergüenzo, de querer seguir viviendo. Y, no así, por supuesto.

   He confesado y convenido mis intenciones después de cinco años en esta nebulosa, y me siento algo menos tenso por ello, lo que no quiere decir que haya variado nada mi situación aquí. Sigo sólo, en parte por voluntad propia. Y, he decidido volver a trabajar para abrir paso a esa posibilidad de salida. El capital manda e irte a vivir sin llevarte ni el picaporte y con algunas obligaciones aún gravosas, no es fácil de conseguir en cuatro días.

   Esto es lo que hay Marinela, un sinfín de cosas corrientes y vulgares que otros dirían que son chorradas, u otros se tomarían a la tremenda y hubieran o ya han acabado tirando por la ventana. Yo no pienso lo uno, ni quiero tampoco lo otro (cosas que pasan por sobrevolar un poco por encima). Creo que ha pasado una larga etapa y debe abrirse otra aunque suponga que sea una nueva etapa de soledad, pero elegida.

   Que no es fácil, seguro. Ni va a resultar para nada parecida a esos sueños que nos escribimos por los blogs. Pero la vida es así, y supera la ficción, la literatura, y como no, supera hasta incluso los más profundos sentimientos. No sé que deparará el futuro, pero si que tengo claro que no me voy a quedar sentado esperándolo.

   Conclusión: NO estoy bien, nada bien, pero NO estoy mal.

   Gracias, muchas gracias por la visita y por traerte a mi sitio ese café cálido y esta tertulia tan personal.

   Un besote muy fuerte de este pirata sin tapaojos ni patapalo. 













































1 comentario:

  1. ¡Por cierto!, me gusta mucho la voz de Sole, creo que es una de las mejores voces y más personales que he escuchado.
    ¡Gran elección!

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